Cómo cayeron las estatuas de Rapa Nui
Las enormes estatuas de la Isla de Pascua, con la intervención del hombre blanco, han vuelto a mirar hoy hacia el mar. Pero durante tantos siglos estuvieron abatidas en tierra que su caída forma parte de la leyenda, tanto como su construcción.
Se cuenta que los primeros intentos de esculpir los moai, las grandes estatuas de piedra, habían fracasado. Solo un anciano escultor guardaba el secreto de la buena escultura. Los jóvenes que intentaban trabajar en los moai fueron a verlo.
Kave Heke, el anciano poseedor del secreto, les dijo que para poder esculpir hermosas estatuas en la piedra debían controlar su deseo sexual durante todo el tiempo que tuvieran que dedicar al trabajo.
Así lograron por fin tener éxito y esculpieron muchas y enormes y bellas estatuas de piedra.
La comida para los escultores de los moai estaba a cargo de una vieja a la que nadie prestaba mucha atención, a pesar de la importancia de su tarea. Preparaba el típico curanto de la isla, que se cocina en un pozo cavado en la tierra, protegiendo la comida en un envoltorio de hojas y cubriéndola con brasas. Los trabajadores eran muchos y día tras día la vieja cocinera trabajaba para alimentarlos.
La comida para los escultores de los moai estaba a cargo de una vieja a la que nadie prestaba mucha atención, a pesar de la importancia de su tarea. Preparaba el típico curanto de la isla, que se cocina en un pozo cavado en la tierra, protegiendo la comida en un envoltorio de hojas y cubriéndola con brasas. Los trabajadores eran muchos y día tras día la vieja cocinera trabajaba para alimentarlos.
Un día la buena anciana no llegó a tiempo con su gente para servir la comida. Los hombres abrieron el curanto, que esta vez era de langostas y se lo comieron todo, sin dejarle nada.
Cuando ella se acercó al pozo, vio que había sido abierto y que no sobraba ni un pedacito de langosta. Los hombres habían comido todo sin pensar en su hambre, sin que les importara su esfuerzo de todos los días.
Cuando ella se acercó al pozo, vio que había sido abierto y que no sobraba ni un pedacito de langosta. Los hombres habían comido todo sin pensar en su hambre, sin que les importara su esfuerzo de todos los días.
Entonces, la furia le dio fuerzas mágicas. Lloró y gritó hacia los moais:
-¡Muchachos, con todo su peso, caigan al suelo! Y así cayeron las estatuas. Y así permanecieron en tierra por los siglos de los siglos.
-¡Muchachos, con todo su peso, caigan al suelo! Y así cayeron las estatuas. Y así permanecieron en tierra por los siglos de los siglos.
El misterio de las enormes estatuas de piedra de Rapa Nui, en la Isla de Pascua, que la llegada del hombre blanco encontró caídas en tierra, no ha sido resuelto todavía. No fue sencillo, aun con los medios de los que se dispone en la actualidad, levantar el peso de los gigantes de piedra y lograr que se mantengan verticales, mirando el mar. Nadie sabe exactamente cómo una cultura primitiva y tan aislada como la de los polinesios que habitaban y habitan la isla (hoy perteneciente a Chile) consiguió en su momento levantar las estatuas o bien las enormes piedras en las que fueron esculpidas. El secreto se perdió con las sucesivas generaciones, y ya no se esculpieron otras.
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